Doña Martha Graciano tiene la gracia de su apellido. Es una mujer valiente que además de sobreponerse a las adversidades, propias de nuestras comunidades, ejerce su liderazgo con carisma, dedicación y entrega. Dueña de una profunda formación religiosa, encuentra la razón de ser de su vida en el servicio a la comunidad, y en entender los diferentes mecanismos de participación comunitaria para la construcción conjunta de un mejor estar de la sociedad y el entorno en que habita. Ha comprendido a cabalidad que el arte es una de las mejores opciones para lograr la reparación y reconciliación de una sociedad en crisis, y por esto recorre las actividades del Programa de Formación Artística, que se realizan en los distintos sectores de la Comuna 5, Castilla, con el verbo de su alegría y con el entusiasmo de su presencia. Su preocupación radica en tener de primera mano la experiencia que viven las comunidades con las diferentes expresiones artísticas de los sectores mencionados. En una tarde, muy soleada, (antes de que apareciera el crudo invierno) recorriendo el sector de Castilla y Alfonso López, Doña Martha también recorrió sus recuerdos y como buena conversadora, iba desgranando sus anécdotas y vivencias por estos lugares, de subidas y bajadas, de calles estrechas y espacios de participación comunitaria, y de cómo ha vivido esas experiencias desde las comunidades. Para ella es importante el proceso artístico porque nos ayuda a llevar la vida, a revivir la esperanza y a consolidar los sueños para un mejor por venir.
